La semana pasada tuvimos el honor de reunir a expertos y profesionales en el Nature Hub en la ciudad de Nueva York durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, la primera en 46 años, para compartir las lecciones aprendidas sobre la ampliación de las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) para el agua. El objetivo principal de la conferencia de este año fue acelerar la acción para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (ODS): Garantizar el acceso a agua limpia y saneamiento para todos para el 2030. El Nature Hub, ubicado a pocos pasos de la sede de la ONU, tenía como objetivo garantizar que la naturaleza se considerara parte de la agenda de la ONU y reunir a los gestores de SbN para compartir sus experiencias (coauspiciado por Forest Trends, The Nature Conservancy, WWF, UICN, Consejo Mundial del Agua, Instituto Internacional de Gestión del Agua, Red Internacional de Organizadores de Cuencas). Como coanfitriones y organizadores de dos eventos, estuvimos orgullosos de ayudar a elevar el perfil de las SbN en un escenario global.
Si bien hay muchos casos exitosos de SbN, la experiencia es limitada cuando se trata de llevar estas soluciones a escala, que necesitaremos para cumplir con los objetivos climáticos globales. Hacer un match entre la escala del potencial de las SbN para promover la seguridad hídrica con acciones concretas sobre el terreno requerirá un nuevo conjunto de estrategias en materia de políticas, finanzas e implementación. Afortunadamente, los primeros usuarios están comenzando a generar lecciones valiosas para ampliar las SbN para la seguridad hídrica. Perú ha logrado un progreso particularmente notable, con un aumento de 12 veces en las inversiones de SbN implementadas durante la última década.
Nuestra experiencia apoyando inversiones en cuencas hidrográficas incluye trabajos en Bolivia, Brasil, Perú, México, Ghana, China y EE. UU. Nuestro trabajo para incorporar y escalar SbN desde 2017 se ha centrado principalmente en Perú a través del proyecto Infraestructura Natural para la Seguridad Hídrica (NIWS), promovido por USAID y el Gobierno de Canadá. Junto con nuestros socios, hemos trabajado para aumentar las inversiones sensibles al género en infraestructura natural en Perú como una estrategia para regular el suministro de agua y aumentar la resiliencia al cambio climático. Ahora hay más de 250 millones de dólares comprometidos para nuevas inversiones en SbN para el agua en Perú, garantizados con nuestro apoyo. ( Regístrese aquí para recibir actualizaciones sobre nuestra próxima serie de informes: Lecciones aprendidas en la ampliación de la infraestructura natural en Perú).
Del mismo modo, las experiencias de llevar SbN a escala nacional en Francia, abordar el riesgo sistémico de incendios forestales en las cuencas hidrográficas en el oeste de los EE. UU., los esfuerzos intersectoriales para conservar las cuencas hidrográficas de las grandes ciudades, como Santo Domingo, República Dominicana, y la instalación de infraestructura verde urbana en Nueva York, han comenzado a generar lecciones importantes sobre los elementos clave y los desafíos para construir el andamiaje necesario para escalar.
Nuestros oradores la semana pasada compartieron sus conclusiones más importantes de esas experiencias, que hemos combinado aquí con las nuestras de Perú:
1) Necesitamos aprovechar la creciente ambición global sobre SbN para seguir impulsando el financiamiento y el cambio sistémico que permitirá la adopción en todos los sectores.
Tri Linggoatmodjo, especialista sénior en gestión de proyectos de USAID Indonesia, enfatizó la importancia de la oportunidad que representa la creciente ambición mundial sobre las SbN para la seguridad hídrica. Indicó que ellos han descubierto el valor de SbN para mejorar los esfuerzos de WASH (Agua, Saneamiento e Higiene) en Indonesia y la gestión sostenible de la tierra río arriba para obtener agua más segura y limpia, río abajo. Al mismo tiempo, ha observado la evolución de las estrategias del gobierno de EE. UU. para apoyar directamente las SbN como elementos críticos para la seguridad hídrica y la resiliencia climática (p. ej., la estrategia global del agua del gobierno de EE. UU. y la estrategia de cambio climático de USAID). Y este es solo un país: 142 países incluyen SbN en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), y 124 de ellos mencionan específicamente una mayor seguridad hídrica como un resultado clave . Al menos cuatro países más anunciaron nuevos elementos de acción relacionados con las SbN durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua.
Todos estos ejemplos muestran que las SbN están preparadas para escalar. Sin embargo, alcanzar la escala necesaria para respaldar la seguridad del agua requerirá que trabajemos de manera diferente a como lo
hemos hecho en el pasado: debemos buscar nuevas estrategias en materia de políticas, planificación, finanzas, desarrollo de capacidades e implementación.
2) Necesitamos aclarar cómo estamos definiendo SbN antes de hacer compromisos y ejecutar proyectos.
A medida que trabajamos para escalar SbN, muchas instituciones que históricamente se han centrado en la infraestructura gris, como las empresas de servicios públicos, los gobiernos y los propietarios de tierras, recién comienzan a conocer el concepto.
Como señaló Cyrille Bárnerias, Directora de Relaciones Internacionales de la Agencia de Biodiversidad de Francia (OFB), puede sorprender cuán diferentes son nuestras definiciones de SbN entre sectores e instituciones. Vale la pena tomarse el tiempo para definir claramente los términos y escuchar cómo los entienden los demás. Más de sus reflexiones aquí.
3) Nuestros sistemas no están incentivados para informar o aprender de las fallas, lo que deja mucho espacio a los campeones individuales de SbN para navegar por sistemas que no fueron diseñados teniendo en cuenta la adaptación.
Hacer algo por primera vez requiere intención y humildad para navegar por lo desconocido y aprender de lo que inevitablemente no sale según lo planeado. Como señaló Seth Schultz de Resilience Rising, algunos actores clave en la ampliación de SbN, como los ingenieros y planificadores urbanos, tienen pocos incentivos para cambiar la forma en que han estado operando durante décadas: es difícil ser el primero en arriesgarse, hacer un cambio e incurrir en el riesgo potencial de hacerlo.
Dicho esto, Gena Gammie, Directora de la Iniciativa de Agua de Forest Trends, reforzó que las SbN no son necesariamente más riesgosas que la infraestructura gris, pero la incorporación de SbN requiere que nuestros profesionales e instituciones aprendan a pensar de manera diferente sobre el riesgo. Y para enfrentar el riesgo de no cambiar la forma en que diseñamos la infraestructura para el agua: nuestras soluciones de ingeniería del siglo XX están envejeciendo y ya no logran satisfacer las necesidades de las personas y los paisajes, y esto ni siquiera tiene en cuenta las continuas incertidumbres en el clima y el suministro de agua, ampliamente esperado por el cambio climático. Además, señala que en Perú, llegaron a adoptar un elemento inevitable de “aprender haciendo” que, en última instancia, les ha servido bien en su viaje hacia la integración de las SbN.
Vincent Lee, director asociado y director técnico de agua de la firma de ingeniería ARUP, contó su experiencia implementando SbN en la ciudad de Nueva York; fueron dirigidos a cuatro departamentos diferentes de la ciudad mientras trataban de adquirir los permisos y autorizaciones correspondientes; nadie se sentía responsable o “propietario” de las SbN o no querían hacerlo. Si bien finalmente lograron instalar biofiltros al borde de la carretera en más de 1,300 acres de la ciudad, el proceso les abrió los ojos sobre la necesidad de usar su experiencia para ayudar a crear un proceso más optimizado para futuros profesionales y tomadores de decisión. Además de un sentido de propiedad y entusiasmo por el potencial de SbN.
4) El cambio de sistemas que necesitamos para incorporar las SbN requiere experiencias de aprendizaje entre pares y visualizar experiencias exitosas.
Mónica Altamirano, Directora de Impacto Climático de WaterEquity, señaló que las SbN están comenzando a enfrentar desafíos similares a los que experimenta el sector del agua en general, y que podemos y debemos aprender unos de otros.
Parte de la incomodidad de “aprender haciendo” puede aliviarse mediante intercambios entre pares. Hablar con alguien que ha pasado por un proceso desconocido ayuda a los recién llegados a sentir que también pueden navegarlo. Funcionarios en Lima, Perú, aprendieron sobre la implementación de SbN de sus contrapartes en Quito, Ecuador y visitaron los sitios del proyecto. Los implementadores de la ciudad de Nueva York aprendieron de los estudios de casos en Portland y Seattle en el estado de Washington.
5) Las instituciones deben desarrollar procesos para las SbN con directrices y especificaciones técnicas claras y desarrollar la capacidad para utilizarlas en todos los sectores.
Gena, Seth y Vincent enfatizaron que también necesitaremos estándares y códigos para guiar a los profesionales y tomadores de decisión mientras guían las SbN a través del diseño, la adquisición y la implementación. Hacerlo garantiza que las instituciones capturen lo que están aprendiendo y sienten las bases para el control de calidad y la implementación efectiva a largo plazo.
Un poderoso ejemplo del proyecto NIWS en Perú fue un manual para que las empresas de agua formulen y evalúen las inversiones públicas en infraestructura natural que, cuando se usó, redujo el tiempo desde la idea hasta el acuerdo en un 80%. Otras pautas y herramientas recopilaron la mejor ciencia disponible de manera accesible para garantizar que los profesionales y los tomadores de decisiones pudieran aplicarla.
El proyecto NIWS también implementó capacitaciones técnicas y de gestión con financiadores y contratistas de SbN para conectar a profesionales de todas las disciplinas, construyendo el mercado y una comunidad de aprendizaje. Los egresados de los programas aumentaron sus habilidades de diseño de proyectos y aprendieron cómo incorporar la infraestructura natural en los procesos de planificación pública, gestión presupuestal y focalización.
6) Los financiadores y los estándares deben permanecer lo suficientemente flexibles para permitir que las SbN respondan a las necesidades locales.
Rebecca Davidson, directora sénior de Programas de Conservación de la National Forest Foundation, destacó lo crítico que es en su trabajo en el oeste de los EE. UU. tener la flexibilidad para tratar cada SbN como completamente única: “Ningún pie cuadrado de una cuenca es igual, así como ninguna comunidad es igual, nuestros proyectos deben reflejar eso”.
Patricia Abreu Fernández, Directora Ejecutiva del Fondo de Agua de Santo Domingo en la República Dominicana, hizo eco de ese mensaje en sus historias de trabajo con propietarios de tierras en la isla y la necesidad de hacer un esfuerzo no solo para educarlos sobre SbN, sino también para diseñar soluciones personalizadas, todo mientras se tiene en cuenta el panorama general de la seguridad hídrica nacional. Además, los propietarios de tierras que se convirtieron en defensores de SbN ayudaron a difundir el interés en su comunidad a través del boca a boca y demostraron mejoras en sus medios de vida.
7) Debemos adaptar nuestros sistemas para reducir las barreras a la participación y aumentar los beneficios para las comunidades locales.
Como administradores principales de nuestros ecosistemas y paisajes, las comunidades locales son socios clave para cualquier SbN. Poseen conocimientos tradicionales que son fundamentales para el éxito del diseño, la implementación, el seguimiento y el mantenimiento a largo plazo de las inversiones en SbN. Deben comprometerse como socios igualitarios desde el día 1. Sin embargo, muchos procesos de planificación e implementación de SbN no son accesibles para las comunidades locales.
Gena señaló que, en algunos casos en Perú, las SbN adoptan la forma de restaurar las prácticas tradicionales de gestión del agua, como las amunas (canales de infiltración preincaicos), que no solo ayudan a almacenar y liberar agua durante tiempos de escasez a nivel regional, sino que también aumentan los beneficios locales y revalorizan el saber local. Sin embargo, las estructuras de inversión pública actuales en Perú no están configuradas para trabajar directamente con las comunidades locales en SbN. La política de contratación pública requería que las comunidades participaran en un largo proceso de licitación competitiva y proporcionaran un seguro al proyecto – una barrera enorme para la mayoría de las comunidades pequeñas, incluso si querían participar. Abordar esto requerirá una transformación en sectores que están diseñados para construir represas, por ejemplo, sin considerar a las comunidades como socios igualitarios o restaurar su infraestructura tradicional.
Preparándose para hacer grandes cambios
Mónica Altamirano, Directora de Impacto Climático de WaterEquity dando las palabras de clausura. 23 de marzo, Nature Hub, ciudad de Nueva York
Una lección clave de Perú fue reconocer las limitaciones de los mecanismos de implementación existentes. Hacerlo ayudó a establecer expectativas sobre esas limitaciones y avanzar con una alineación más clara y comprensión de los objetivos y lo que las SbN podrían y no podrían lograr en un contexto dado. También abrió la puerta a la creatividad: en este caso, se exploraron y desarrollaron alternativas que podrían ser más ágiles, equitativas y sostenibles que los sistemas de inversión pública.
En sus comentarios de clausura, Mónica recordó a la audiencia que todos estos cambios que debemos hacer en nuestros sistemas existentes para habilitar SbN pueden no ser siempre posibles, y es probable que
debamos diseñar otros nuevos: “si eso se siente como tratar de ‘encajar un cuadrado en un agujero redondo’, es posible que debamos repensar cómo cambiar fundamentalmente nuestro modelo de desarrollo hacia una participación más empoderada”. Necesitaremos este tipo de cambios fundamentales para ampliar y sostener no solo las SbN, sino también la gama de soluciones y alianzas necesarias para alcanzar nuestras metas del ODS 6 y generar resiliencia frente a un clima cambiante.
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